En la Unión Europea, cada ciudadano desperdicia 132 kg de alimentos por año.

El desperdicio alimentario no sólo es un problema medioambiental, sino que juega en contra del enorme reto al que se enfrenta la sociedad actual de paliar el hambre en el mundo. Muchos de los alimentos o partes de ellos que no se consumen, tienen un gran valor nutritivo y contienen muchos compuestos potencialmente beneficiosos para la salud, los llamados compuestos bioactivos entre los que se encuentran la fibra dietética, vitamina C, fenoles, carotenoides o clorofilas, entre otros.

Diferentes estudios muestran que entre el 30% y el 50% de la producción mundial de alimentos no se consume.

Diagrama de elaboración propia. Datos tomados de Stenmarck et al. (2016); DOI: 10.13140/RG.2.1.4658.4721

¡No lo tires! Aprovéchalo

Hacia una alimentación inteligente